JOVEN CHALACO EXPONDRÁ PINTURAS DE HISTÓRICOS ROSTROS AFROPERUANOS

Miércoles 05 de Junio de 2019.- En el mes de la «Cultura Afroperuana», el joven perleño, Bernardo Mattos Battifora, presenta en la Sala de Exposiciones Temporales de la DDC Callao, los rostros de reconocidos luchadores afroperuanos que hicieron historia en el interior del país.

Con el apoyo del Jefe de Interculturalidad de la DDC Callao, Augusto Zavala, durante la exposición se hace la explicación de un grupo de 6 personajes afroperuanos olvidados por nuestra historia, tratando de recrear cómo fueron en vida, ayudando con ello a reforzar la autoestima colectiva y el orgullo del pueblo afrodescendiente y peruanos en general.

Gracias a este trabajo de Bernardo Mattos Battifora no solo podemos ver a los ojos de estos peruanos sino que podemos recordar sus historias y el aporte dado al Perú. La exposición está abierta en la sala temporal de la DDC Callao durante todo junio hasta el 4 de julio, gratuitamente de lunes a viernes de 8.30am. a 5pm. (Jr. Salaverry 208 Callao Monumental) Esta muestra se da también por ser el Mes de 32 Aniversario de creación institucional de la DDC.

Los rostros de los seis luchadores afroperuanos responden a los nombres de Úrsula de Jesús «La Santa Escondida»; Catalina Buendía de Pecho “La Heroína de Ica”; Antonio Oblitas “Lugarteniente de Túpac Amaru II”; Francisco Congo “Jefe del Palenque de Huachipa”; Tomasa de Alcalá “Heroína de la Libertad” y finalmente pero no menos importante a Alfredo Maldonado Arias “El niño héroe de la Guerra del Pacifico”

Úrsula de Jesús “La Santa Escondida”
Nació en Lima en 1604, de madre esclava por lo cual ella también lo fue. Ingresó a los 12 años al monasterio de Santa Clara de Lima, como servidumbre de una novicia. Se dice que Úrsula casi cae en un profundo pozo, logrando sujetarse con una mano del borde del mismo y con la otra con su escapulario de la Virgen del Carmen. Se sabe también que una religiosa compró su libertad y le sugirió que tomase los hábitos, pero ella en su humildad pidió una señal divina, es así como el 29 de octubre de 1645 se incendió la capilla del Santo Cristo y Úrsula llorando exclamó «¿No fuera mejor que yo me quemara y no tus imágenes?», escuchando la voz del Señor que le respondió «¿No haces por mí una cosa y quieres quemarte?», lo que fue tomado como una señal divina, tomando los hábitos el 18 de diciembre de 1645.

Otro relato cuenta que impedida Úrsula de comulgar, debido a sus tareas en la cocina del convento, dijo con tristeza: «Estoy preparando el pan para tus esposas, por eso no puedo comulgar». En ese instante el capellán que oficiaba la misa, vio cómo una hostia escapaba del copón y «voló» hacia Úrsula, quien de esta manera participó de la eucaristía. Ella escribía en un diario, en él relataba sus revelaciones, especialmente de las ánimas del purgatorio, también se cuenta que miembros del clero ya fallecido se le aparecían y les pedían que ore por ellos. Úrsula de Jesús murió el 23 de febrero de 1666, a los 62 años. Su proceso de canonizada no se concretó, pues la documentación destinada a demostrar ante el Vaticano su santidad se perdido al hundirse el galeón que la llevaba a España a mediados del siglo XVIII.

Catalina Buendía de Pecho “La Heroína de Ica”
Son pocos los datos que se tienen de la vida de Catalina Buendía de Pecho, solo se sabe con exactitud que murió el 20 de noviembre de 1883. Era una campesina afroperuana dedicada al cultivo y cosecha del algodón y el pallar en el distrito iqueño de San José de los Molinos. Tras la firma del tratado de Ancón que puso fin a la Guerra con Chile, muchos patriotas ofrecieron resistencia en la sierra del país. Es así como Catalina apertrechó rudimentariamente a sus vecinos quienes se atrincheraron en el cerro Los Molinos (Ica) para evitar que las tropas chilenas lleguen a los pueblos de la sierra, donde estaba Andrés Avelino Cáceres.

Una traición, delató la ubicación y la forma de llegar a las huestes de Catalina, lo cual costo muchas vidas de hombres, mujeres, niños y ancianos que se sumaron a la resistencia. Viendo perdida la batalla, por la superioridad del enemigo, Catalina desarrolló un plan, que consistió en rendirse y ofrecer a los vencedores chicha de jora en señal de victoria, la cual había sido previamente envenenada por ella. Los chilenos desconfiados de esta acción le dijeron a Catalina que bebiera primero ella, y Catalina sin dudarlo un solo instante les dijo “señor, por vuestra gloria” bebiendo hasta la última gota. Después de este acto bebieron el oficial chileno al mando y varios integrantes de su ejército. Poco después fueron cayendo muertos uno a uno los chilenos, acción que era contemplada por Catalina que se mantenía de pie, aunque sabía cuál serie su final.

Poco antes de morir el oficial al mando del ejército chileno disparo a la cabeza de Catalina, muriendo poco después. Esta historia, con algunas variantes es contada en Ica, pero todas coinciden en la entrega y amor a la patria por parte de esta afroperuana que la historia del Perú ha olvidado.

Antonio Oblitas “Lugarteniente de Túpac Amaru II”
Sobre la vida de Antonio Oblitas se tienen versiones muy disimiles. Se dice que era un mulato libre nacido en la ciudad del Cusco en el año de 1750, pero criado en la ciudad de Arequipa. Fue un domestico del cruel corregidor de Tinta Antonio de Arriaga. Fue Oblitas quien ahorcó al corregidor Arriaga el 10 de noviembre de 1780, participando posteriormente como lugarteniente de Túpac Amaru II en varias batallas, entre ellas la de Sangarará.Oblitas tenía un talento para la pintura, retratando a Túpac Amaru con todas sus insignias reales incaicas, retrato perdido a la fecha.
Fue apresado y conducido a la ciudad del Cusco, donde el cruel corregidor José Antonio de Areche lo torturó y luego sentenció a muerte en la horca en la plaza del Cusco el 18 de mayo de 1781, cuando tenía 34 años de edad.

Posteriormente fue decapitado y su cabeza fijada en una pica en la ciudad de Tinta, uno de sus brazos fue llevado a San Sebastián, y el otro brazo a la ciudad de Tungasuca. La narrativa de un testigo presencial señala: “…al zambo Antonio Oblitas, valeroso capitán de Túpac Amaru, se le arrastró por el piso amarrado en el cuello con soga antes de ahorcarlo, esto por haber sido verdugo del Corregidor Arriaga…”

Algunos señalan que Oblitas era un esclavo afro de Arriaga y no un mulato libre.

Francisco Congo “Jefe del Palenque de Huachipa”
Francisco Congo es otro personaje afroperuano olvidado por la historia del Perú, son pocos los datos que se tienen de él, Se sabe que fue un esclavo que vivió en el siglo XVIII, durante el virreinato del Perú. Se sabe también que debido al mal trato y crueldad con la que se le trataba a él y a sus semejantes huyó de una hacienda de Pisco, volviéndose un cimarrón y llegando a la ciudad de Lima. En Lima se ubicó en lo que actualmente es el distrito de San Juan de Lurigancho en el llamado “Palenque de Huachipa”, que era una comunidad fortificada de cimarrones (esclavos que habían huido de sus amos) muy bien organizada. En este palenque Francisco Congo, a quien también se le conocía con el nombre de “Chavelilla» era el líder máximo. Este palenque tenía una muy buena organización y había “jefes” encargados de actividades tan precisas como la vigilancia, el espionaje, la reclusión de más cimarrones, la recolección y repartir los alimentos, el desarrollo de acciones militares, entre otros. Todo esto coordinado directamente por Francisco Congo.

Francisco Congo montaba a caballo muy cerca de las haciendas de Lima, con el fin de amedrentar a los amos e incentivar en lo esclavos el deseo de libertad. También se sabe que asaltaba los caminos de la Lima Virreinal para hacerse de todo tipo de provisiones. Según las leyendas de la época Congo sólo atacaba a los blancos y sus propiedades y nunca asaltaron a indígenas ni a otros esclavos.

En agosto de 1713, los hacendados de Lima organizaron una milicia al mando del corregidor de Huarochirí, Martín Zamudio de las Infantas, quien ingreso con un considerable número de hombres todos muy bien amados al palenque de Huachipa. Algunas historias cuentan que la batalla duró casi 12 horas, al cabo de las cuales los cimarrones rebeldes fueron aniquilados o apresados, algunos cuenta que Francisco Congo fue ejecutado ese mismo día y otros en el mes de setiembre de 1713.

Tomasa de Alcalá “Heroína de la Libertad”
Es muy poco lo que se conoce de Tomasa, quién aparece en una lista de esclavos en el año de 1840, contando para ese entonces con 20 años de edad y con el nombre de Tomasa de Angola. Fue vendida por 260 pesos a Domingo Balbuena Carbajo y Galgarzo, quien era dueño de las haciendas “San José” y “San Javier” en el distrito de El Ingenio (Nasca – Ica), donde se cultivaba caña de azúcar, algodón y uva.

En el año de 1854, a sus 34 años de edad, logró su libertad, gracia concedida por su ama en agradecimiento pues Tomasa había amamantado a todos los hijos de los patrones, recibiendo además una recompensa de 500 pesos. Con ese dinero Tomasa compró un terreno en los extramuros del El Ingenio, donde construyó su casa y se dedicó a la venta de chicharrones y manteca de cerdo. En 1860 convirtió su casa en una cofradía, donde acudían esclavos de la zona a escuchar las arengas de libertad que impartía Tomasa de Alcalá. Fue tanto el cariño y respeto que impartía Tomasa que un esclavo de nombre Policarpio la designó como su reina y señora de luchas de liberación, propuesta aceptada por todos.

Estos fueron momentos muy duro para los esclavos, que vivían bajo la opresión, malos tratos y crueldad de sus amos. Tomasa no pudo soportar los abusos que se cometían contra sus hermanos esclavizados, por lo cual planificó el escape de muchos de ellos. Se sabe que en una de esas huidas de esclavos fueron descubiertos cuando trataban de escapar por el puerto Caballa (Ica), siendo capturados todos los esclavos y la propia Tomasa, a quienes les dieron cruel muerte. Es así que llega a su fin la vida de una mujer que vivía bien para su época, pero decidió ayudar a sus hermanos para huir de la crueldad de la esclavitud.

Alfredo Maldonado Arias “El niño héroe de la Guerra del Pacifico”
Alfredo Maldonado Arias, nació en la ciudad de Arica en el año de 1864, cuando esta ciudad aún era territorio peruano.

Maldonado fue un niño afroperuano que se alisto en el Ejército del Sur a los 15 años de edad, como voluntario con el grado de “cabo de artillería”, participando así en la Guerra del Pacifico.

El 7 de junio de 1880 participó en la Batalla de Arica, junto con Francisco Bolognesi, como parte de la guarnición del fuerte “Ciudadela”, cuando apenas tenía 16 años de edad, defendiendo el Morro de Arica. Cuando el Morro de Arica ya había sido tomado por los invasores chilenos y estos habían cambiado la bandera peruana por una bandera chilena, el cabo Alfredo Maldonado Arias incendió deliberadamente el polvorín de las baterías de cañones “Santa Bárbara” y causó una explosión que mató a un número indeterminado de invasores chilenos, acabando también con la vida de este joven héroe.

Concluido el combate las autoridades chilenas permitieron a los deudos recoger los restos de sus familiares. Lo que se encontró del cadáver de Maldonado Arias fue parte del tronco con la cabeza y un brazo, restos que fueron enterrados por su madre en la hondonada del fuerte, junto a los restos de otros combatientes peruanos. Esta heroica muerte no es contada en nuestros libros de historia y otro afroperuano es olvidado por nuestra historia