
23 MARZO 2025.- El 25 de noviembre de 2020, Argentina y el mundo del fútbol recibieron una noticia devastadora: Diego Armando Maradona había fallecido debido a un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”. Cuatro años, tres meses y catorce días después, comenzó el juicio que busca esclarecer las responsabilidades en su muerte. Siete de los ocho profesionales que estuvieron a cargo de su cuidado tras ser operado por un hematoma subdural enfrentarán el proceso judicial para determinar su grado de implicación en el caso.
El juicio arrancó el martes 11 de marzo con fuertes acusaciones. Fernando Burlando, abogado de Dalma y Giannina Maradona, hijas del astro argentino, afirmó que su muerte fue el resultado de “un plan inhumano de resultado eficaz” y que, en cualquier hospital, su vida habría sido salvada. “Fue asesinado”, sentenció el letrado, cuestionando el hecho de que Maradona recibiera atención médica en su domicilio en lugar de ser trasladado a un hospital.
Burlando fue especialmente crítico con el equipo médico, señalando que mantenerlo en una vivienda fue una decisión tomada “en contra de toda lógica, engañando a la familia y sin el consentimiento expreso del paciente, quien nunca manifestó su voluntad de no ser hospitalizado”.
El abogado aseguró que los profesionales de la salud “violaron los códigos éticos y la ley” y calificó lo sucedido como “una conjunción diabólica”, argumentando que “tantas personas no pueden equivocarse y llevar a alguien a la muerte de esta manera”. Según él, si Maradona hubiera sido ingresado en una clínica, habría sobrevivido, pero “no quisieron hacerlo” porque “su intención era quitarle la vida”. También los describió como “inhumanos e indiferentes” ante la gravedad de la situación.
Los acusados son el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el enfermero Ricardo Almirón, el psicólogo Carlos Díaz, el jefe de enfermeros Mariano Perroni, el médico clínico Pedro Pablo Di Spagna y la médica coordinadora Nancy Edith Forlini. Se enfrentan a cargos por “homicidio simple con dolo eventual”, lo que implica que, aunque no tuvieron la intención directa de matarlo, eran conscientes de que su inacción podía provocar un desenlace fatal.
La fiscalía sostiene que Maradona fue dejado en una “situación de desamparo”, sin la atención médica adecuada. Entre las pruebas presentadas se encuentran evidencias del lugar donde permaneció sus últimos días, el cual no contaba con las condiciones necesarias para una internación domiciliaria, y conversaciones entre los médicos con mensajes como “se va a morir”, “acomodemos la historia clínica” y “podemos perder la matrícula y terminar en cana”, lo que refuerza la acusación de negligencia grave.