Lunes 26 de Agosto de 2019.- Un día normal y cualquiera, habremos escuchado el siguiente dialogo:
– Cliente: Casera me da un Quaker
– Vendedora: Ya caserita, tome
Cliente: No, disculpe, ¿tendrá la de los ositos?
¿Cuántas veces hemos oído este diálogo cuando estamos esperando nuestro turno a ser atendidos en la bodega? particularmente ya he perdido la cuenta. Entonces me pregunté el motivo de este diálogo que se repite constantemente en cada parte del país; ¿por qué identificar la avena con una marca pero realmente querer comprar otra? por lo que entonces empecé a recordar que desde pequeños vivimos con esta realidad y es que sí, los nombres de las marcas de productos son retransmitidas de manera oral por las personas lo que las hacen más fácil de aprender y de memorizar y es ahí que surge el recuerdo de los nombres de las marcas que está relacionado con el impacto que tiene en nuestro cerebro límbico; al que le damos la cualidad de poder remontarnos a un momento, etapa o recuerdo que nos conlleva a emanar emociones hacía ese producto, servicio, marca o persona.
Hoy en día, muchos estudios nos revelan que la gran tarea que tienen las empresas es que su marca sea recordada por sus clientes o consumidores frente a otras; ya sea utilizando herramientas o estrategias donde vale aplicar colores, frases, canciones, aromas, formas entre otras características y se aprecia más en productos de consumo masivo donde es una tarea titánica el posicionamiento de las marcas de las empresas. Un claro ejemplo de ello es lo que hace Coca Cola, empresa que nos dice destapa la felicidad y que inmediatamente se nos viene a la mente que tomando esta bebida el estado de ánimo cambiará o sino relacionamos esta marca con la navidad que para muchos es el mejor mes del año (sin considerar el mes de nuestro cumpleaños) y veíamos a los ositos polares diciéndonos que la navidad se ponía más amena y familiar tomando Coca Cola.
De esta manera, podemos identificar a una marca como algo más que un nombre fácil de recordar es la identidad de una empresa, en el sentido que refleja el ímpetu que se ha puesto en el desarrollo del producto o servicio que se brindó. Es por ello que, dentro de las empresas, todas las áreas ponen énfasis en el desarrollo de los mismos, asimismo todas las áreas trabajan de manera transversal entre ellas porque el objetivo ya no es que nos compren, sino que nos vuelvan a comprar. Sin embargo, en los últimos tiempos ha surgido un factor que está siendo considerado por los clientes o consumidores es el grado de credibilidad que ofrece un producto o servicio y más aún en tiempos de redes sociales donde ya sean comentarios a favor o en contra de los mismos van a la velocidad de la luz y llegan a miles de personas en tiempo récord. Un caso emblemático es el caso Pura Vida de Gloria, lo que hizo que la empresa pierda ventas y nivel de aceptación.
El ímpetu que se considera en la elaboración de un producto o servicio no solo se debe aplicar a las grandes empresas sino que la mayor lucha la tiene los pequeños negocios porque son ellos los que enfrentan a una competencia que en muchas ocasiones no miden esfuerzos para eliminar; es por ello que tienen que estar preparados para lidiar estas situaciones aplicando ciertas acciones como por ejemplo: brindar un buen servicio mediante la atención, conocer sus productos ofrecidos, capacitar a sus colaboradores porque son ellos los que dan la cara al cliente y consumidor, demostrar empatía entre otros. Esto con la finalidad de lograr que cuando se planté la compra de un producto o servicio, inmediatamente venga a su mente el nombre del negocio.