EJERCITO RECONOCE QUE NO ESTABA PREPARADO PARA CONTROLAR PROTESTAS EN AYACUCHO

Viernes 11 de agosto 2023. En documentos secretos, militares admiten que debieron usar armas no letales «para salvaguardar la vida de la población». En cambio, les dieron 250 fusiles de guerra, según documento secreto al que accedió el portal web  La Encerrona.

El portal accedió a los reportes de la 2da Brigada de Infantería Wari, que fue desplegada en Ayacucho para controlar las protestas. Desde hace meses, el Ejército se negaba a entregar estos documentos a la Fiscalía y periodistas que lo pedían usando la Ley de Transparencia. Dicho acceso fue posible gracias al estudio Arbizú.

Las acciones fueron entre el 14 y 16 de diciembre donde murieron 10 civiles ayacuchanos producto del uso de armas de fuego.

«Entre los que brindaron el informe está el teniente coronel EP Carlos Núñez, quien estuvo a cargo de una patrulla en Ayacucho. Su reporte explica que, como no tenían equipo antimotines, se vieron obligados a salir con fusiles que no están diseñados para hacer frente de manera eficiente a las protestas.

El reporte también revela que no tenían un adecuado sistema de comunicación, que hubiera permitido controlar el uso de la fuerza de los soldados. Tuvieron que usar sus celulares personales, pero no funcionaron en el aeropuerto porque cerca hay un penal con sistema de bloqueo.

Nuñez concluye que ambos factores ocasionaron que cada militar en Ayacucho tuviera que decidir de manera individual cómo usar gradualmente la fuerza. No es el único mando militar que llega a esta conclusión.

El mayor Alexander Córdova, jefe de la patrulla número 3, concluye como una «lección aprendida» que los jefes de patrulla deben controlar mejor a sus subordinados militares para evitar que usen su armamento en contra de la población.

El capitán de infantería Carlos Montalvo, que estuvo a cargo de la patrulla Bravo, también reconoce como una “lección aprendida” de su actuar en Ayacucho que deben ser equipados con armas no letales para velar por la protección de cada individuo.

El técnico de primera Alberto Bravo, jefe de la patrulla número 16, incluso fue más directo en su reporte: las patrullas deben contar con armas no letales para “salvaguardar la vida de la población”.

A partir de lo ocurrido en diciembre, el técnico de primera José Córdova, jefe de la patrulla Delta, y el teniente Jhonatan Ochoa, líder de la patrulla Lince 4, fueron enfáticos en recomendar que las patrullas militares deben emplear un «correcto uso de la fuerza».

Y es que los mismos reportes reservados del Ejército revelan que fueron armadas como para una guerra. El 15 de diciembre, más de 250 soldados se desplegaron en Ayacucho, portando la misma cantidad de fusiles de guerra y más de 16 mil cartuchos de calibre 5.56 milímetros».