Escribe: Beatriz Delgado Narro
Ventanilla 4 enero 2022.- La historia de la depredación de los humedales es harta conocida. Y cómo no recordar a nuestra amiga Guillerrmina Blas, defensora tenaz, incansable y persistente. Estoy segura que hoy estaría liderando la protesta, de eso no tengo un mínimo de duda.
Por años, nuestra última reserva natural, ha sido depredada y reducida a su mínima expresión: Invasiones, desmonte, quema de baterías, cambios de zonificación de áreas colindante sin tomar en cuenta las graves consecuencias ecológicas, ausencia de zonas de amortiguamiento y la lista continúa.
Hagamos un alto a cualquier actividad y reflexionemos sobre lo que estamos a punto de perder si se persiste en no ver lo evidente: no se garantiza la protección de la última reserva natural y menos se protege su entorno. Y si no llamamos la atención de quienes tienen el poder de decisión habremos perdido el último pulmón ecológico del Callao.
No solo importa a quienes hoy abanderan la lucha por su defensa; importa a todo poblador de Ventanilla y el Callao; pero por sobre todo importa porque ese será el legado que le dejemos a nuestros hijos: un humedal en la historia de los recuerdos o una zona ecológica a salvo de la voracidad de los grandes intereses económicos.
En definitiva, escribiré que decidí ser parte de la lucha por su defensa. Que más allá de cualquier interés está la protección de un ecosistema natural único en miles de kilómetros. No sé qué motivo más poderoso debe existir para indignarnos y decirle al dizque representante del pueblo que escuchen lo que los ciudadanos exigen.