Hoy martes 6 de enero el Ministerio de Cultura y la Asociación Andrés del Castillo firmarán el convenio de cooperación interinstitucional para poner en valor los sitios arqueológicos prehispánicos Pampa de los Perros, Cerro Culebras, El Paraíso y Garagay, ubicados en los distritos de Ventanilla y de San Martín de Porres, respectivamente, y que tienen una antigüedad de hasta 3,500 años.
Dicha firma estará a cargo de la ministra de Cultura, Diana Álvarez-Calderón; el presidente del directorio de la Asociación Andrés Del Castillo, Guido Del Castillo, y la directora del Museo Andrés Del Castillo, Ana Mujica y será en las instalaciones del Museo Andrés del Castillo, antigua Casa Belén, ubicada en el Jirón de la Unión 1043.
El convenio implica poner en uso social estos cuatro sitios preíncas que forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación.
Se esperan realizar trabajos de conservación, protección, acondicionamiento, gestión y mantenimiento, además de proveer un espacio cultural para fomentar el desarrollo de la población e incrementar la actividad turística, lo que favorecerá la economía del lugar.
Destacan por su importancia el complejo arqueológico El Paraíso, también conocido como Chuquitanta, está ubicado en la margen izquierda del río Chillón, en San Martín de Porres y es uno de los sitios con arquitectura monumental más antiguos de la costa central, compuesto por doce edificios que cubren una superficie de 50 hectáreas (3500 a.C.).
El centro ceremonial Garagay, también ubicado en el distrito de San Martín de Porres, es uno de los principales exponentes de la tradición de Templos en U de la costa central y norcentral. (1650 – 900 a.C.).
El sitio arqueológico Pampa de los Perros está ubicado en la margen derecha del río Chillón, en la Provincia Constitucional del Callao. Está formado por una pirámide trunca, un conjunto de recintos cuadrangulares y una plaza circular hundida que se utilizaban para fines ceremoniales. (3500 a 1800 a.c.).
Finalmente, Cerro Culebras se localiza al noroeste de Pampa de los Perros; tuvo uso ceremonial y residencial, siendo exponente típico de la arquitectura de la cultura Lima, pues se caracteriza por sus adobes colocados como libros en un estante, así como un mural con el diseño del Interlocking o serpiente de dos cabezas. (100-600 d.C.).