EFEMÉRIDES: HACE 74 AÑOS UN TERREMOTO DE 8.2 GRADOS AZOTÓ A LIMA Y CALLAO

Lunes 25 de Mayo de 2015.- En el marco de las actividades de prevención ante eventuales desastres naturales; Prensa La Eskina recuerda a todos sus seguidores que hace 74 años, un terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter azotó Lima y el Callao dejando a más de 179 muertos y más de tres mil heridos en la capital.

Y es que, considerando que el Perú se ubica en una zona de alto potencial sísmico; el Insitituto de Defensa Civil (INDECI) ha programado para este Viernes 29 de mayo un simulacro de sismo a nivel nacional con el objetivo de estar preparados y alertas ante un movimiento telúrico de gran magnitud.

La jornada está programada a partir de las 3PM y e espera contar con la participación de instituciones, colegios, entidades públicas y privadas. Cabe recordar que, en cada jurisdicción existe una subgerencia municipal que gestiona estos eventos en favor de la prevención de los vecinos.

ANTECEDENTES:

La mañana del 24 de mayo de 1940 se produjo uno de los más grandes terremotos y tsunamis que hayan afectado Lima y el Callao en el siglo XX. Destrozos, alrededor de doscientos muertos y miles de heridos fueron las trágicas consecuencias que nuestro país tuvo que afrontar producto del embate de la naturaleza.

“A las 11 y 35 se produjo un violento temblor en la ciudad. Su intensidad fue insólita”, era la información que daba El Comercio en su edición vespertina de aquel día. Asimismo, reportaba que los cadáveres se estaban acumulando en la Morgue de Lima, a la espera de ser reconocidos.

En el céntrico Jirón de la Unión, los daños resultaron considerables. Muchas casas se habían desplomado; y frente a la plaza San Martín, la caída de una de las cornisas del Hotel Bolívar destrozó dos automóviles. Incluso construcciones más fortificadas como la sede la Municipalidad Metropolitana y la Catedral de Lima también resultaron afectadas.

Ni los difuntos se salvaron. El cementerio Presbítero Maestro sufrió cuantiosos daños. Muchas esculturas se desprendieron y algunos mausoleos se dañaron. Pero lo más grave fue la destrucción de los pabellones de nichos, pues muchos ataúdes y cadáveres quedaron expuestos a la intemperie, lo que amenazó la salud de la población.

Producto de la desesperación del momento, las calles, las alamedas y los parques estaban literalmente invadidos por las familias que salían de sus viviendas en busca de refugio. La plaza Dos de Mayo, el parque Universitario, el Paseo de los Héroes Navales, la avenida Alfonso Ugarte, la avenida Wilson, entre otros sirvieron de campo para la proliferación de cientos de carpas de quienes preferían dormir fuera de sus casas ante las réplicas.

Las zonas más afectadas fueron el Callao, La Punta, Chorrillos, Barranco, el centro histórico de Lima, Huacho y Chancay.

EN EL CALLAO

Sin embargo, la naturaleza se ensañaría aún más con el Callao. No siendo suficiente el derrumbe de sus construcciones, el mar se retiró unos 150 metros frente al litoral del Callao-La Punta y retornó con olas de hasta tres metros de altura, lo que provocó la inundación de sus calles.

Conforme pasaron los días, la destrucción de las casas construidas con adobe y quincha llevaron a los arquitectos de la época a reflexionar sobre el uso de estos materiales para la construcción de inmuebles. Frente a la fragilidad del adobe, se observó la gran resistencia de los modernos edificios de concreto. El terremoto de 1940 planteó, de esta manera, la posibilidad de construir una nueva ciudad.

¿CÓMO PREVENIR?

El instituto de Defensa Civil informó que hay tres rutas para lograr la prevención temporal de una familia las cuáles son:

PREPÁRATE: Elaborar un plan de familiar y tener lista la mochila de emergencias (con agua, alimentos no perecibles, radio y baterías)

– UBÍCATE: Si estás dentro de un establecimiento, vivienda o centro laboral; es obligatorio haber reconocido los lugares seguros.

EVACÚA: En caso de huaico, tsunami o desborde de río; lo ideal es que los municipios locales hayan determinado las rutas de evacuación hacia zonas seguras.

(FUENTE: EL COMERCIO)